¿Sabes lo que comes?
Desde hace algunos años, reconociendo el papel de la alimentación en la búsqueda y mantenimiento de la salud, se ha llevado a cabo mucha investigación sobre los alimentos y sus efectos en la salud. Algunas tendencias muestran que cada vez más personas buscan alimentos menos procesados y de mayor calidad.
Las fuentes de los alimentos,
y su procesamiento han cambiado con el paso del tiempo. La industria
alimentaria ha adoptado formas de producción en acuerdo con las políticas
agroalimentarias de los distintos países involucrados en el comercio global
de alimentos.
La accesibilidad a los
alimentos (en abundancia),
afecta nuestra salud, pues ya no salimos nosotros mismos a cazar nuestras
presas, a arar el campo o recolectar los frutos de la tierra. Muchos somos
seres sedentarios que salimos en el auto para llegar a nuestro sitio de
trabajo a sentarnos frente a un equipo y al final de la jornada hacer el
viaje de regreso a nuestro sillón favorito en casa.
Por la orientación del sistema mercantil predominante, los productos alimenticios que son comunes y presentan una amplia variedad en nuestra sociedad, son relegados a ser una mercancía más
Durante siglos, la forma principal de producción de los
alimentos era artesanal, de
pequeña escala y local. En gran medida, la comida provenía de grupos
familiares en sus mismos pueblos.
Con la revolución industrial comienza la producción masiva de alimentos. A
partir de la década de 1940, se genera una “revolución” en su manufactura
que trasciende la historia anterior de la alimentación. El nombre de este proceso se denomina “revolución verde”. Este cambio en la producción alimentaria se fundamenta, entre otros, en el uso
intensivo de
agroquímicos (Evenson y Gollin,
2003).
En la nueva concepción de la producción alimentaria se necesita de ciertos
atributos para que las mercancías logren el cometido de obtener
remuneraciones adecuadas, como mayor vida útil, nuevos colores, aromas y
texturas que atraigan al consumidor, aumentando su preferencia y consumo.
Aquí empieza uno de los grandes problemas de
salud pública de los últimos
decenios: la inclusión en el alimento de cientos de sustancias químicas y
sintéticas ajenas al mismo, en general denominadas
aditivos alimentarios.
¡Comidas que matan!
Muchas de las enfermedades modernas, se deben a los patrones alimentarios
de la sociedad actual: artritis, cáncer, hipertensión, hipoglicemia,
diabetes, estreñimiento, obesidad, problemas renales y cardiovasculares,
ulceras, asma, osteoporosis, impotencia, triquinosis, salmonelosis.
¿Nos enfermamos por lo que comemos? suena absurdo; ¡pero es cierto!
Muchos por ingenuidad o necesidad, han cambiado las comidas naturales,
tradicionales, hechas en casa con productos frescos del campo, por las
llamadas comidas rápidas: enlatados y empaquetados (hamburguesa, hot dogs,
pollo frito, papitas fritas, bebidas gaseosas), esta dieta se caracteriza
por el alto contenido de grasas animales, azúcar refinado y procesados. La
OMS considera este modelo alimenticio, causante de graves enfermedades.
Contaminación de los productos agrícolas por el uso de agroquímicos.
Hay más de 50.000 tipos de
agroquímicos que se usan en el
modelo convencional de la agricultura, todos peligrosos y muchos ya
prohibidos. Sus residuos tóxicos se concentran en muchos
alimentos, envenenándonos a
medida que los consumimos.
Muchas carnes de cerdos, aves y vacunos, llegan al consumidor cargadas de
antibióticos, hormonas y anabólicos, al igual que sus productos derivados
como leche, queso, yogurt, huevos.
Según la asociación Pesticide Action Network, el ser humano estaría
albergando en su cuerpo más de 116 químicos diferentes, de los que 35 son
pesticidas. El 93 % de los norteamericanos tiene pesticidas organoclorados en su sangre y el 99 % tiene residuos de DDT.
(Schafer, Et al. 2004).
¿Podría esta carga de pesticidas estar relacionada con el desarrollo de
enfermedades en el ser humano, o incluso con la génesis de nuevas
patologías? De los datos acumulados hasta la fecha se puede deducir que sí
existe un daño significativo.
Según lo anterior, comer se está convirtiendo en una actividad peligros, aunque parezca increíble es cierto.
Los alimentos son, entonces,
ya no solo productos naturales provenientes de cultivos o animales, sino una
mezcla de diversas sustancias químicas destinadas a fomentar su crecimiento,
así como procurar e control de plagas en la
agricultura.
La industria alimenticia
Algunos procesos caseros tradicionales de conservación son: deshidratado,
ahumado, salado, envase al vacío. Luego en un momento de la historia se
desarrollaron sistemas de transformación de los productos; primero naturales
y luego artificiales:
secado - transformación - preservación – envasado.
El objetivo de transformar, es diversificar las formas de presentación y
consumo, para poder acumular, almacenar y transportar grandes cantidades a
diferentes y distantes lugares, para ser ofrecidos y vendidos. El problema
se presenta cuando se utilizan sistemas y sustancias peligrosas para los
consumidores.
El detrimento de la salud del individuo usuario, ahora denominado
consumidor, es el primer y más notorio resultado de este cambio, y las
evidencias científicas que sustentan estas consecuencias no son pocas. Uno
de estos efectos es el descenso del conteo de espermatozoides en hombres,
donde contabiliza hasta 50 % de reducción de estos, que ha venido decayendo
desde la década de 1920. (Avivar, Et al. 2009).
Algunos sistemas de transformación y sus peligros
Refinado.
En este proceso se
pretende obtener una mejor apariencia del producto. Generalmente le hace perder valor nutritivo y aunque luego se les agreguen
vitaminas y minerales, no igualan la calidad del producto integral, sin
procesamiento.
Uso de aditivos.
Los aditivos son sustancias
no nutritivas, añadidas intencionalmente a los productos, para darles
mejor apariencia o belleza
comercial, muy diferente de calidad;
buen sabor, por carecer de un
buen sabor natural;
consistencia, para variar sus
formas de presentación y
preservación, para que duren más
tiempo sin descomponerse, pues son productos perecederos. Para esto la
industria alimentaria ha desarrollado unos 12 mil compuestos que a su vez
han permitido crear unos 40 mil productos comestibles.
Ejemplos:
ADITTIVO |
TTPO |
USADO
EN… |
EFECTTO |
Rojo n.4 / Amarillo n.5 |
Colorantes |
Salchichas/caramelos/gaseosas |
Considerados peligrosos. |
nitrito de sodio / nitratos |
Preservantes |
Embutidos |
Cancerígenos. |
glutamato monosódico |
Preservante |
Sopas preparadas / harinas/ conservas/ productos infantiles |
Afecta sistema nervioso. |
Tartrato de amonio |
Colorante |
Color amarillo y textura crujiente |
Cancerígeno. |
Sacarina / Aspartame / Sorbitol |
Edulcorante |
Jugos de sobre / bombones / caramelos |
Generan hiperactividad y agresividad. |
Ciclamatos |
Edulcorante |
Jugos de sobre |
Cancerígenos. |
Bromatos persulfatos |
Para hacer crecer la masa |
Panadería |
Considerado peligroso. |
Muchas cremas, helados y postres son en
un gran porcentaje colorantes + espesantes + emulsificantes + estabilizantes
+ saborizantes + preservantes |
El aspartame fue aprobado en 1980, por la FDA, bajo dudas y críticas sobre su seguridad. Estudios iniciales de seguridad en animales que consumieron este aditivo reportaron muerte, cuadros de convulsiones severos, tumores y daños en diversos órganos. Un reporte de la misma FDA, menciona grandes inconsistencias en los primeros estudios, desde fallas metodológicas hasta graves omisiones y alteraciones de los resultados (Bressler, 1977). A pesar de los efectos probados, el aspartame fue aprobado y resultó un éxito comercial, consumiendose más de 11.000 toneladas de aspartame anualmente. (Mission Posible World Health International, 2011).
El sabor natural de las comidas, en especial las saladas, ha sido aumentado
por el glutamato monosódico. Sin embargo, los primeros estudios referentes a
estas sustancias reportan daños en el nervio óptico y en la corteza cerebral
de ratones experimentales (Olney, 1970 y es tóxico para las células
cerebrales, matándolas mediante un proceso bioquímico denominado
excitotoxicidad. Las células nerviosas son excitadas por el glutamato, que
termina matándolas debido a la sobreexcitación (Pitt, Et al. 2000).
En un día una persona puede llegar a ingerir 3 mil aditivos diferentes.
Otras fuentes de contaminación son los pesticidas que se usan en la
agricultura, en muchas ocasiones innecesariamente y en cantidades y mezclas
definidas sin criterio. Muchos
de estos productos están prohibidos en muchos países por su alta
peligrosidad y alta residualidad.
En el "manejo" de potreros de la producción animal, se usan herbicidas, y el ganado se baña con
otros productos, cuyos residuos van quedando en el suelo. El animal al
consumir el pasto, va acumulando estos residuos en los tejidos grasos y
luego pasan a la leche.
Todos los consumidores recibimos diariamente una dosis de veneno en los alimentos, que a medida que se acumula va generando enfermedades.
En la crianza de animales bajo régimen de hacinamiento en granjas
avícolas, porquerizas y establos, muchos animales permanecen en un mínimo espacio, por lo que son susceptibles a enfermarse; para evitar
esto, se les suministran altas dosis de antibióticos. Un alto porcentaje de
antibióticos son usados en estos sistemas de crianza, regidos bajo el
criterio de rápida producción, en un mínimo tiempo, sin importar la calidad
nutricional y eso los lleva a utilizar sustancias químicas peligrosas.
Falsificaciones y sociedad de consumo
Con la finalidad de obtener mayores ganancias se cambian productos por
otros de menor calidad, o agregando peso o sustancias inertes, mintiendo en
el etiquetado sobre el contenido.
Uno de los productos más consumidos en el mundo son las bebidas
carbonatadas (colas), sin embargo, pocos conocen ciertamente el contenido de estos
productos. ¿A qué se debe su alto consumo y que aporta a nivel
alimenticio?
Las bebidas carbonatadas contienen ácido fosfórico, azúcar refinada y
cafeína y son consideradas bebidas peligrosas para los niños, ocasionando
desmineralización, descalcificación del organismo, cambio del pH de la
sangre por el ácido, daño al esmalte de los dientes y huesos, irritación de
la mucosa gástrica. La cafeína es un alcaloide que actúa sobre las células
nerviosas y produce adicción.
Una explicación de su éxito en ventas, además de la adicción que crea, es la excelente publicidad que impulsa especialmente en la televisión, redes sociales y su aparición en eventos musicales, deportivos y el cine.
Las bebidas carbonatadas no tiene un beneficio claro para el consumidor: no quita la sed, no aporta nutrientes, solo induce a tomar más…
La alternativa
En contraposición con ese modelo, se retoma y crece la
agricultura orgánica, que es un
sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud
del agroecosistema, en particular su biodiversidad, sus ciclos biológicos y
la actividad biológica del suelo. Ella hace hincapié en el empleo de prácticas de gestión, prefiriéndolas respecto del
empleo de insumos externos a la finca, teniendo en cuenta que las
condiciones regionales requerirán sistemas adaptados localmente. Esto se consigue empleando, siempre que sea posible, métodos culturales,
biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos
(Codex Alimentarius, 2005).
¿Qué son los alimentos orgánicos?
Son alimentos producidos con
técnicas tradicionales, libres de aditivos, hormonas, conservadores,
herbicidas, insecticidas, procesos
transgénicos o sustancias
químicas, por lo que al cultivarse no se daña la tierra. Sus cultivos sólo
reciben abono natural y la crianza de animales usa prácticas sin maltrato.
El ganado orgánico se alimenta en pastizales naturales y al aire libre, sin
hormonas de crecimiento.
Los objetivos de la producción de alimentos orgánicos son: reemplazar
abonos químicos por orgánicos y minerales, evitar el monocultivo y trabajar
racionalmente el suelo.
Una investigación de la organización The Organic Center, publicada en 2008, que tomó en cuenta los estudios de comparación nutricional más recientes, indica que los alimentos orgánicos efectivamente son más nutritivos que sus similares convencionales, principalmente por su contenido de vitaminas, fitoquímicos y antioxidantes (Benbrook, El tal. 2008).
Alimentos transgénicos
Con el aumento del conocimiento en biotecnología e ingeniería genética, las
corporaciones agroquímicas han llevado los cultivos alimenticios a un nivel
diferente que, según una parte del gremio científico, es dudoso y peligroso.
Se trata de la tecnología de la
transgénesis
o modificaciones genéticas,
donde el material genético de las especies, vegetales y animales, es
modificado mediante la inserción de genes de especies distintas.
Según Antoniou, Et al. (2012), El genoma vegetal y animal, si bien está
decodificado, no es bien comprendido en su funcionamiento e interrelaciones,
y su complejidad pueden ir más allá de la simple codificación secuencial de
proteínas realizada por los genes. Esta irrupción, que no se presenta con los métodos de entrecruzamiento
natural de plantas, es quizás el mayor de sus problemas.
Respecto de estos organismos transgénicos, a la fecha no se han realizado
estudios con seres humanos, sino solo con sus modelos más cercanos, como
ratas y cerdos; pero también se cuenta con experiencias in situ con animales
de granja, que constituyen uno de los principales mercados actuales de la producción
transgénica.
Cerdos que fueron alimentados con piensos
transgénicos, informa de
severos efectos en la salud gástrica e intestinal de estos animales.
(Carman, Et al. 2013)
¿Qué podemos hacer?
Se requiere un esfuerzo conjunto de agricultores, instituciones
gubernamentales, ONG, concientización de consumidores para apoyar la compra
y consumo de la producción local, especialmente aquella hecha
agroecológicamente, que poco a poco va ganando espacios en los centros de
consumo.
✅Frente al pan comercial: pan casero
✅Frente a las harinas blancas: harinas integrales y productos enteros
✅Frente a bebidas gaseosas y refrescos en polvo: jugos de frutas
naturales
✅Frente al azúcar refinado: azúcar integral, miel da abejas
✅Frente a los embutidos y carnes procesadas: carnes frescas de animales
criollos.
La agricultura orgánica constituye una herramienta útil para alcanzar este objetivo.
Un principio elemental es que, mientras menos alterado esté un alimento, su
inocuidad y beneficios para la salud serán mayores. El consumo de alimentos orgánicos, biológicos, artesanales, puede ofrecer
mayores ventajas, más inocuidad, mayor valor nutricional y una relación más
sana con el ambiente; entonces, menos riesgos para la salud que los que
aparejan sus homólogos convencionales y
transgénicos.
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Bibliografía consultada
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